Ruth Marina Alonso Cabral's profile

Laura - una tarde de verano

“Atardece. La luz va cediendo, dando lugar a las sombras que me envuelven”
Vuelvo a leer esta frase que encontré en un papel arrugado metido en un agujero en el balcón. Como todas las mañana, me gustaba salir a mirar desde arriba todo. Hay como un poder innato en mirar así, si te concentras, se pueden ver muchas cosas al detalle. Había un edificio nuevo enfrente, con amplios ventanales, piso de madera y balcones con jardines incluidos. Los del piso cuarto también eligieron desayunar en el balcón. Pero ellos no tienen notas escondidas allí.
Me produce una sensación rara leer eso. Sé que antes vivió una mujer aquí, que se fue a vivir a Córdoba para comenzar una nueva vida, así me había contado la dueña del departamento. Me pregunto porqué habrá escrito esto y guardado en un agujero apretado, es como si hubiera querido tapar lo que sentía o quizás escribiéndolo, exorcizaría esas sombras. Aprendí que ignorar no es sanar. Espero que haya salido de eso.
Observo con más detalle el balcón, en la búsqueda de más secretos. Curiosidad desbloqueada.
Hay otro hueco, que meto la mano, con la idea morbosa de que una araña me la arranque. Está más apretado, y me siento tonta, pero le pido permiso para poder sacarlo.

“Finalmente, hoy pude respirar completamente y sentir cada parte de mí. Había sido el último tiempo alguien fragmentado. Por fin, me sentía entera. Todo lo compartido, había vuelto a mí.
Desaprendí pasos, desinflé ilusiones, saqué el decorado de una vida imaginada y dije adiós. Me rompí por dentro, lloré hasta tener sed, y me metí en un túnel en el invierno más gris de mi vida. Pero como la noche sucede al día, la luz comenzó a venir a mi vida. Que suerte que no puse cortinas, esos rayos fueron las migajas que señalaban mi camino.
Y en ese camino de luces y sombras, amar fue la respuesta. Y no me arrepiento. Fui valiente y dije lo que sentía. Ahora puedo verlo, y me siento orgullosa de mí.
Hoy comienzo a despedirme de este hogar, quiero otros rumbos, otros paisajes. Laura”

Sonreí a Laura y deseé que estuviera bien. A veces la vida, literal, te da una respuesta y esta vino en forma de papel arrugado con un pedacito de corazón de la anterior inquilina. Me encontraba en un punto de mi vida, en dónde todo era sepia, me urgía poder ver colores otra vez.
Laura fue mi señal. Los más difícil no es decir adiós, sino sostener la decisión tomada. Pero aún me quedaba la última ficha: ser valiente y decir la verdad. La montaña misma. Respiré profundo, agarré el teléfono y mandé el mensaje: Ya no temo, sino que te amo.
Consigna 2
Improvisación 10 minutos. Mismos personajes. Mismo lugar. El clima del momento que elijan, pero ahora se tiene que ver el vínculo con ustedes.
Laura - una tarde de verano
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